Abriendo caminos

¡Hola!.
Como cada miércoles, los voluntarios seguimos yendo a la Escuela a invertir unas horas en el mantenimiento de los jardines. Un rato trabajo a cambio de algo menos prosaico que el dinero y con resultados evidentes y palpables.

Un jardín es un ente vivo. Esta frase típica y tópica se materializa a cada momento, con cada cambio de estación o de condiciones climáticas, algo que no siempre es coincidente en el tiempo. De esto sabemos mucho los que trabajamos con la naturaleza, por eso hay que estar siempre al pie del cañón cuando tienes un espacio natural entre manos. 

Os preguntareis a qué viene esta reflexión, bastante obvia por otro lado, y es que esta semana pasada se dedicó el tiempo de voluntariado a despejar los caminos de Blancanieves. La lluvia y las suaves temperaturas de este otoño han hecho que las plantas se olviden de la sequía estival y que se desarrollen libremente, ocupando el máximo de espacio posible a su alrededor. Evidentemente, ese espacio ocupado también incluyen caminos. Blancanieves, con sus grandes parterres, se está convirtiendo en un jardín silvestre. Nos faltan manos para contener tanta exuberancia, pero por lo menos, intentamos mantener los caminos despejados para poder circular y apreciar ese salvajismo del que hablaba y estas son las pruebas:









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