Poda y aprovechamiento

Todos hemos sufrido el implacable régimen de temperaturas de esta ciudad, todos sabemos que estos días de frío y lluvia son casi un espejismo en medio de un clima más bien seco y con altas temperaturas. En estos días buscamos el sol para que nos caliente, en un par de meses empezaremos a huir de él, buscando una sombra agradable.

Pero claro, somos animales que tienen movilidad, que nos podemos desplazar para buscar ese emplazamiento perfecto de temperatura. Sin embargo, estoy pensando en las plantas del taller de producción, en pequeñas macetas, apenas desarrolladas, ubicadas en un emplazamiento hostil como es la piscina del Blancanieves.

Por eso, el otro día, aprovechando que había que podar una Washingtonia, decidimos aprovechar las palmas para crear un sombrajo donde poder refugiar las macetas de producción cuando llegue ese momento. No sé si os acordaréis, pero en la piscina ya existen unas estructuras de madera que en su día tenían esa función, dar sombra y cobijo, pero del cañizo que tuvieron en su día ya no queda nada.

En resumen, hemos recuperado la sana y sostenible costumbre de aprovechar los restos de poda, darles una nueva vida y un aprovechamiento en nuestro beneficio y en el de las futuras plantas que saldrán del taller de producción.






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